martes, 31 de mayo de 2011

Saber elegir,

Siempre se trata de eso.

Ultimamente pienso mucho en esto. En las consecuencias de mis desiciones, en el que hubiera pasado si en tal o cual situación me hubiese manejado de otra manera.
Que hubiera pasado si no cortaba la exitosa temporada de una de mis obra allá por el año 2001, todo se hubiese venido a pique o estaría de gira por Europa con 2 elencos rotativos?
Que hubiera pasado si aquella última mañana en MDQ, con esa persona idilica a los pies de mi cama que me preguntaba el motivo de mis lágrimas, le hubiera dicha la verdad, que me había enamorado. Tal vez la hubiese pasado como el culo, como suelo pasarlo en esas situaciones o tal vez hoy estaría conviviendo en una hermosa casa.
Que hubiera pasado si aceptaba sin vacilar la propuesta de volver con un viejo espectáculo mío en vez de poner 200 "peros", actuando como si me sobraran las oportunidades de que un productor apareciera todos los dias con la intención de volcar sus ahorros en mi persona.
Que hubiera pasado... con tantas otras cosas.

Nunca me consideré una persona q dejara filtrar las oportunidades que la vida te va poniendo en el camino, pero creo que al final de este post tanto ustedes como yo, lo dudaran.
Es así como muchos lunes puedo arrancar mi semana con una templanza netamente fatalista y y ver todo en color negro, cual bailarina en la oscuridad, una mala copia de Byork de la Salada. Otros, como hoy por ejemplo, puedo "elegir" desviar la mirada y depositar mi atención en otros lugares, aprender a correr la mierda del camino y ver los buenos y simples momentos que te puede deparar un día cualquiera.

- La pequeña mujer que todas las mañanas aguardaba el arribo del tren, con su enorme carro de café, pensando si esta vez, el egosimo de llegar 1ro de los demás pasajeros le permitirá subir.
- Un señor (38/40 años aprox.) al cual no tengo la suerte de conocer pero desde hace fácil 2 años veo ingresar al edificio de American express con un fuerza de voluntad digna de ser admirada. Otra persona en su lugar hace años ya estaría postrado en una silla de ruedas, pero él lejos de resignarse, cada mañana sale del auto que lo transporta a su trabajo y sale con su digna mirada de dolor tatuada en su rostro, agarrándose del techo con un esfuerzo sobre humano. No se que problema debe tener, solo sé que se mueve con dos muletas, con las cuales apenas logra mantenerse en pie. Nunca permite q nadie lo ayude pero la sensación que me da cada vez que veo su rostro quejarse, es la de una persona que tiene ambas piernas quebradas e intentar caminar igual, subir los 5 escalones que tiene ese edificio en él se debe iguales a subir a la punta del Everest. Y yo solo lo observo, camina más lento cuando paso cerca de él y lo admiro en silencio.
- La imagen de la madre coraje abandona a su pequeños hijos en la puerta del colegio, prometièndoles un premio a la salida, tal sin saber que lo único que desean esos niños es que ella esté, paradita en el mismo lugar que los despidió antes de salir corriendo a cumplir con rutina.
- Ese pibe que viajaba todo engominado, enfundado en un traje 2 talles más grande, seguramente prestado por su padre, quien antes de salir, mientras terminaba de acomodarle el nudo de su corbata, le daba un fuerte abrazo deseándo en silencio que tenga un mejor futuro del que él le pudo dar. En segundo plano, su madre en bata intentaba la imposible tarea de esconder su emosión mientras dejaba quemar sus tostadas.

Todas estas imágenes, situaciones, tal vez algunas un tanto ficcionadas por mi impronta. Me hacen pensar, me hacen sentir, que importan poco las oportunidades perdidas, malas o buenas elecciones, lo solo o lo aturdido que a veces me sienta. Nada importa cuando se puede vivir, como espectador o como protagonista, un buen momento. Como decía Chaplin: "Un día sin un sonrisa, es un día perdido".
El pasado ya fue, que carajo importa. El futuro nadie lo sabe y el presente, el lunes a la mañana caminando al laburo o el viernes en la mejor playa del mundo de nada sirve si no sabemos ser felices o simplemente, como buscar la felicidad.
A veces logro encontrarlas en estas situaciones cotidianas, que tal vez en otro momento de mi vida, eran intracendentes. Y otras veces amigos, caigo en la banalidad del negro absoluto, De eso se trata la vida no? de una constante carrera hacia la felidad, hacia el goze en todas sus expresiones.

Hoy elijo esta ruta, la ruta que ma acerca a la felicidad, por más esfímera que sea.


Continuará...