viernes, 11 de abril de 2014

Alfredo Alcón - Un hombre simple.

 

Corría el año 98 si mal no recuerdo, yo me encontraba atravesando un periodo de adrenalina total en el Conservatorio de Arte Dramático donde cada minuto de tiempo libre lo utilizaba para ver teatro tratando de absorber mas rápido q una esponja todos los estímulos q mi carrera me ofrecía. Fue entonces como una noche de jueves, aprovechando los descuentos q por ser estudiante gozaba, fui a la sala Cunill Cabanellas a ver a "La Troup". Al terminar la función y sin pensarlo demasiado, me acerque al proscenio, toque el escenario y afirme q algún día yo iba actuar allí y si era con Alfredo Alcón mejor (Textual).

Dos años después, mientras ensayada lo que seria "Patrika, la muñeca alemana" un productor del San Martin me llamaba para proponerme si quería hacer un papel en "La Tempestad" junto a Alfredo Alcón (!) Y en la sala Cunill Cabanellas (!!!).

Casi sin pensarlo y luego de aceptar la propuesta, me puse a ensayar solo en mi habitación como iba hacer para pilotear el momento cuando tuviera q saludar al "señor" Alfredo Alcón. Romper el hielo con semejante monstruo sagrado, hacerme el actor y joven (En ese entonces) director under q llegaba al teatro oficial. Y el me la hizo tan simple...

Apenas subí las escaleras de la Hebraica q era donde por ese entonces se iniciaban los ensayos, a la primera persona que me cruce o mejor dicho q casi llevo por delante, ya que venia subiendo las escaleras mirando hacia abajo y pensando en "ese" momento fue a "el".

- Que haces? Como estas? Todo bien? Fueron sus 1ras palabras. Tan simples, tan llanas, el mas grande de los grandes me la había hecho tan simple.
Mi respuesta tan bien lo fue:
- Ehhh.. Bien y vos.
Si! lo había tuteado. De mas esta contarles que mi experiencia en el San Martin + Alfredo + actores + producción + técnica y todo!! Fue 1000 porc positiva.

Nunca me olvidare de los ensayos, de las meriendas en la confitería del San Martin donde todos nos callábamos escuchando sus espléndidas anécdotas de película, el aprendizaje de cada función a sala llena donde solo había ojos de admiración para el y la ultima cena en la casa de Osqui Ferrino, casi como un hijo para el.

- Gracias Alfredo, gracias por todo -. Fueron mis ultimas palabras.
- Un placer querido - fue su respuesta.
Y nunca mas lo vi.

Gracias vida, universo o quien cono haya sido el responsable de regalarme esa maravillosa etapa de mi vida.

Solo me quedo la asignatura pendiente de poder dirigirlo en una obra, pero bueno, hoy me quedo con lo vivido que ya es mucho.

QEPD Alfredo.

Te seguiré admirando por siempre.
Santiago Calvo.

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