jueves, 16 de septiembre de 2010

Denigrándome en estado puro...

El feliz aniversario de mi querida empresa.


Si puedo destacar alguna cualidad de mi persona, es que suelo adaptar mi comportamiento social a distintos ámbitos laborales con una facilidad casi irreconocible en mí, sobre todo en estos últimos tiempos.
Como ya sabrán, aquellas personas que suelen leer este blog, desde hace unos años y con el objetivo final de poder comprarme mi casa propia estuve trabajando en una empresa aérea. Además también fue una forma de huir por un tiempo (Eso espero) del agóbienle ámbito teatral, ítem del cual también he dado las explicaciones del caso en antiguos post.

El pasado viernes tuve la oportunidad (?¿) de concurrir al festejo del 18 aniversario de la empresa. Vale la pena aclarar antes de que continúe con mi relato que en los casi 3 años que llevo en la misma, siempre me las he ingeniado para faltar a todo tipo de festejo o reunión fuera de la oficina. Creo que ya es más que suficiente las 8hs de lun. a vier. que paso junto a ellos como para sumarle un after office o lo que se le parezca. Pero este aniversario se llevó a cabo un día viernes, justamente no tenia nada que hacer y pensé: - Es solo una cena, buena comida, bebida gratis y supongo que nadie se va a ofender si como y me voy -.
Luego de comprometer mi presencia en el evento ante una de las autoridades máximas, como ser la esposa del vicepresidente en Argentina (Para que se hagan una idea es una especie de Mariana Nanis pero del altiplano.) llegue a mi casa corriendo desde la oficina y me dispuse a disfrazarme. Siempre lo viví de ese modo, cuando algún tipo de evento me limita a usar prendas que tal vez en la vida cotidiana no las usaría, en vez de decir: "me visto de tal forma", digo: "me voy a disfrazar". No se, me hace sentir menos prostituto, me creo que estoy actuando tal o cual personaje y lo interpreto como si fuera una función... una larga representación de casi 4 horas (Uff) Así fue pues, con total naturalidad me calcé un pantalón legacy azul Francia, una camisa a rayas azules y blancas con cuello y puños blanco Ala más una especie de zapato-zapatilla en distintos tonos de cuero amorronado, Me perfumé con los restos de mi ultimo Kenzo y salí a la puta calle.
La cita estaba pactada para las 9 PM, como era de esperar pedí un remise con el objetivo de llegar alrededor de las 9 30 pm., ingenuo de mí supuse que para esa hora todos mis compañeros ya habrían llegado y así evitaría el tedioso momento de tener que hablar con los gerentes, con Mariana Nanis o con alguna persona que en otras circunstancias jamás hubiese cruzado un simple "hola".
Al llegar al salón estaba lleno de gente desconocida, por suerte pude divisar a Sara (Tratándose de gente que no pertenece a mi circulo intimo, decidí cambiarle los nombres aunque dudo que alguno de ellos llegue a leer este blog.) la encargada del dto. de devoluciones con quien se puede entablar una conversación llevadera. Copa en mano y al lado de una extensa mesa con una entrada impresionante (Langostinos, fiambres, quesos, ensaladas, sushi, etc, etc.) ambientada cual tenedor libre con cierto nivel. Minutos más tarde fueron llegando todos mis compañeros con quienes nos fuimos ubicando en nuestra mesa. Apenas me senté, me dije: "Ya estoy acá, interpretando mi personaje de empleado admin. de una importante compañía, comete todo, relájate y ándate la más rápido posible luego de que corten el pastel" o traducido en palabras más simples, como diría mi madre: "Estoy metido en el baile y debo bailar". A los pocos minutos, ya me estaba denigrando sin ningun tipo de filtro. Empecé hacer chistes en la mesas, del estilo: "Chicos quiero que sepan que la voy a pasar muy mal esta noche". Todos se rieron instantáneamente y con la misma intensidad ante cada una de mis intervenciones, tal vez sin advertir que detrás de todo chiste siempre habia una gran verdad o simplemente porque estábamos en la misma posición, todos disfrazados interpretando un rol a pesar de que todo esa noche fue patèticamente cierto.
(Volviendo a la frivolidad del evento...)
Aprovechando las exquisiteces de la recepción y sabiendo que no soy un gran consumidor de carne, arrasé con los langostinos, con las ensaladas de pulpo, camarones y canicama sin ningùn tipo de complejo y como si hubiese pasado 5 dìas sin probar bocado. De hecho hasta tuve tiempo para improvisar un acting lesbico entre dos langostinos y mi boca (Creo que fue demasiado fuerte para ese público.) Luego llegó el show contratado por la empresa para "agasajar" a sus empleados. Para que se den una idea del nivel intelectual de la presentación, la persona que se ocupó de organizarlo, estaba  duditativa entre Martín Bozzi (Imitador de la presidenta, La Chiqui Legrand, entre otros.), Zulma Lobato y una Vedetona que no recuerdo el nombre (Imitadora de Silvia Suller, Gabi Sabatini, entre otros.) Finalmente y debido a que todas estas "figuras" tenían su agenda completa para esa noche, terminó contratando al mago Chesteer (O algo así) Un mago de pelo enrulado, de 2mts de altura y con unas ojeras negras que le llegaban casi hasta el final de su extensa nariz. Bajo una música bolichera del oeste, inicio su show de magia y humor a todo ritmo. Con la facilidad de quien repite la misma rutina durante años y con una rapidez digna de un relator de futbol o de un bailantero que estaría llegando tarde a su próxima presentación (Una hora y cuarto más tarde me enteraría que el mago tenía 3 show esa misma noche.) realizó su rutina sin pestañar. Una sucesión de números añejos, gastados, chistes ordinarios y gags al por mayor cuyo pilar fundamental se basaba en la denigración de la persona que invitaba a participar de cada numero, transcurrieron los casi 45min. de su show.

Tenía 2 opciones:
A) Poner mi peor cara de culo y pasarla mal.
B) Cagarme de la risa de la situación decadentona que me rodeaba, ralajarme y disfrutar dentro de ese contexto.

Opté por la opción B y debo reconocer, aunque me asuste en el algún punto, que no la pasé tan mal como esperaba. La atmósfera almodovariana con algunas reminiscencias al mejor estilo Brigitte Jones, mi participación junto al mago Chester en uno de sus 1ros trucos junto a la esposa de mi gerente (Nadie quería participar.) hicieron de esa noche algo un poco llevadero. Literalmente todo me importo 3 carajos Sra. Rosa.
Apenas cortaron el pastel aniversario, llamé desde mi celular un remise y a los 10 min. ya estaba volviendo a mi hogar. Con la cabeza apoyada en la ventilla del auto, el 1er botón de mi pantalón azul marino estilo Nordelta desabrochado (Comí demasiados langostinos) pensé en el patético acartonamiento de estas reuniones que uno a veces debe acceder por compromiso y lo bueno que es tomarse las cosas, como diría una tía amada: "Con soda nene" o bien sirviéndome de la frase de la gran Coca Salí: "Chupe que es trabajo" (En este caso lo reemplazaré por el "Coma".)
Fui conciente que durante gran parte de la noche coloqué el piloto automático de mi cerebro y fui uno más...
Uno de aquellos que nunca piensa nada en profundidad,
Uno de aquellos que solo especula en lo que le diría a su jefe el día que renuncie en su empresa,
Uno de aquellos cuyo único objetivo o felicidad plena consta en esperar el "buen finde",
Uno de aquellos que solo piensa en celulares, play station, notebooks, I phone, I pad, bla bla,
Uno de aquellos que caminan como zombis al bajar del tren, empujando gente y subiendo derecho por plaza San Martín junto a la manada,
Uno de aquellos que planea sus vacaciones en lugares de moda,
Uno de aquellos que recorre shoping buscando desc. de productos que ya tiene en todos los colores,
Uno de aquellos que se acostumbra a la costumbre del día a día...

... No me asustó serlo por un momento, tal vez porque tengo la plena seguridad de no ser ninguno de "aquellos" o porque desde chico tuve claro lo que no quise ser aunque de vez en cuando me confunda un poco. Siempre le di batalla diaria y prioridad al ser "yo" y no al ser "aquel". Tal vez aquí radique el motivo de porque me fastidia tanto ver estos comportamiento en los otros o lo que es peor aún, verme en algunas circunstancias o momentos reflejado en ellos.

No me enorgullece la situación, tampoco me hizo un efecto rebote ir a la cena, ni me deprimió ni mucho menos. Pero por unos segundos, cuando volvía meditando en el remise bajo el respetuoso silencio del chofer, sentí un vacío que me caló hondo, como un sentimiento muy prostituto, similar del que hace algo que no le gusta solo por dinero.

Continuará...





1 comentario:

  1. Es la primera vez que alguien describe ese VACÍO QUE CALA HONDO que yo también siento después de cada regreso de un lugar al que no quería ir!!!!!!!! (y acá lo vivo más seguido, por eso me estoy haciendo hermitaña)

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