domingo, 7 de agosto de 2011

Sábados Circulares

O el intento de que no sea un programa más.

Acá estoy intentando escribir un nuevo post acerca de la cena que ofrecí en el día de ayer, mientras en mi tv suenan los auténticos decadentes de fondo, quienes se están presentando en “Un sol para los niños” de canal 13.

 Escribiendo post  (Foto 1 y 2) Diciendo "Leche de coco" el ingrediente más extravagante de mi pollo Tailandes.

No sé si es increíble pero sí es cierto que el paso del tiempo realiza cambios significativos en nuestras vidas, tanto en mis invitados como en los “Auténticos decadentes”.  El cantante se ve mucho más gordo, ya no baila como solía hacerlo en los 90, cuando yo era un estudiante de secundaria más. Algo similar pasa con mis invitados del día de anoche. Laura y Dani, compañeras del conservatorio, dos de las primeras actrices que creyeron en mi laburo y durante varios se dejaron dirigir por quien escribe. Hoy ya no son las mismas y ayer decidieron concurrir a la cena con sus respectivos hijitos, marido, bolsos y más. Tomi y Cumbi, quienes también fueron otros de los actores y amigos que formaron parte de la Compañía Patrika y hoy son los “Improvisados”, una de las agrupaciones más reconocidas de la Argentina en el rubro de la improvisación, junto con otra ex Patrika Paula de “Improcrash”. Faltazo con aviso, ya que por suerte no paran de laburar, ya sea en giras o en eventos privados, la noche del sábado no fueron de la partida. La cena que pudo ser bien intima, no lo fue y tampoco se extendió hasta la madrugada como en la mayoría de mis veladas. Debo reconocer que si bien el pollo Tailandés me salió bastante digno por ser la primera que lo hacia, con los niños presentes ninguno de los tiempos  programados para mis platos pudo ser respetado, interrumpidos por morisquetas, por biberones y por el peligro constante de que los niños de mis amigas acabaran en menos de una hora con la deco de mi hogar. La cena transcurrió caóticamente.   No fue de las mejores noches que tuve, y no hubo grandes temas de conversación, pero tampoco estuvo mal. Estuvo bueno verlas, valió la pena, aunque a veces me quede con el gusto agridulce o con la idea de que mis acciones no terminan de conformar a nadie. O bien, y lo que es peor, me encuentro persiguiendo objetivos sin sentido y no me doy cuenta que tal que no sirve forzar los buenos momentos, que éstos simplemente aparecen cuando uno menos lo espera.
En noches como la de ayer, y no lo digo tanto por ellas sino por los ausentes con aviso,  me pierdo en el capricho pelotudo de querer programar una noche ideal, o en acercarme a gente que tal vez pueda prescindir de mi presencia.                       
Ya lo he dicho en otros momentos, pero no soy amigo de la exitosita y me chupa un huevo el juego de las poses. Aunque a veces me derrumbo y me dejo ganar corriendo tras objetivos que en el fondo no deseo conseguir. Y lo que me da más bronca de toda esta situación es que pierdo el tiempo, el cual podría utilizar en mis verdaderos amigos a los cuales en algunos momentos los relego a un 2do plano.
Tal no sea muy claro en este post, pero hoy no importa. Lo verdadero es que de a poco y a los tropezones voy entendiendo “el juego de la vida”. Durante estos estos 2 últimos años me he llevado muchas sorpresas con mis jugadas: amigos que en realidad no lo eran, desconocidos que resultaron ser personas hermosas y por supuesto mis verdaderos amigos (Pocos como dios manda) quienes siempre están a mi lado, en las buenas y en las malas cenas.

Conclusión: Me quedo con lo más lindo de la noche, que es la cara de Laura y Dani reflejada en sus hijas invadiendo uno de los lugares más íntimos de mi hogar: mi cama.
Fran (Hija de Laura) y Ada (Hija de Dani)
Quien iba a decirlo no? 10 años más tarde la vida nos iba a encontrar comiendo en mi casa, rodeado de estas dos niñas. Hoy me quedo con eso y dejo atrás los faltazos, las viejas o supuestas amistades que por H o por B, ya no me preocuparé en retomar. Prometo focalizar mi atención en lo “verdadero” y alejarme día a día de las poses. Y si de algo me olvido, el transcurso del tiempo, aunque a veces me desespere porque pasa como un tren bala, me lo va a marcar de alguno u otra manera.
Continuará…

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