lunes, 28 de marzo de 2011

Lunes otra vez...

8:10 am.

Camino hacia el tren (Est. Nuñez) medio dormido y con el peso de iniciar una semana de un trabajo en el que ya no quiero estar. El panorama a mi alrededor es el de siempre, el conocido: un sujeto con cara de culo mirando su reloj, un gordo que me lleva por delante al querer pasar el molinete antes que mi persona, un mujer que se pasea por el anden hablando a los gritos con su celular, como si a alguien le interesara su conversación "privada", un viejo que se hace el boludo y se le planta delante de una chica quien desde hace varios minutos está ubicada a orilla del andén con la intención de ingresar en primer lugar (Lo más interesante de este de esta caso, es que la mujer opta por no decirle nada.) Acto seguido una voz confusa que atraviesa un megáfono antiguo de kermesse, anuncia la demora del arribo del tren el cual nos llevará a destino (Retiro), luego el camino de hormiga será el mismo para todos: subida por la barranca que bordea la plaza San Martín, una breve parada en Starbucks como para amenizar la mañana, atravesar el monumento, cruzar Esmeralda, confitería, casa de zapatos, centtro del Opus dei e ingreso a la oficina (Este recorrido se repite tanto de ida como de vuelta.)
Creo que ya lo he comentado en anteriores posts, pero si hay algo que me frustra es saber al día lunes cuales serán mis actividades de toda la semana. Me aburre, me opaca lo rutinario. Siempre me pasó lo mismo, tanto cuando trabajaba en el ambiente artístico como ahora en el área administrativa. El tema de tener todo resuelto, saber que la guita no me sobra pero que me permite llegar a fin de mes, pagar las cuotas restantes de varios productos que he adquirido últimamente y hasta poder ahorrar unos pesos me coloca en una asfixiante comodidad. Obviamente que en un punto me sirve y me da tranquilidad (No lo puedo negar), pero ello no quita que a veces piense en que un buen sacudón, un lindo quilombo no me vendría mal.
 
Ayer como casi todos los domingos fui a cenar a lo de mis viejos y mientras estábamos tomando un café en el living, y comiendo una rica tarta de manzanas, leí una nota en clarín que le hacian al actor Mauricio Dayub, el cual ante mi asombro tiró un combo de frases matadoras, tal vez un poco panfletarias o de libro de autoayuda, pero que me hicieron pensar durante todo el viaje de retorno e mi departamento:


Mauricio Dayub, referido a su profesión dijo:
“Uno está en el lugar que está, porque antes hizo cosas que fueron armando el camino. El futuro depende de lo que haces en el presente, nada es de un día para otro. Tienes que convertirte en lo que quieres en el momento en que lo quieras, para poder llegar”.
 
Cuanta razón y cuanta bronca me dio sentirme tan identificado con estas frases de apuntador de libro en oferta, (Aclaro que no tuve q esperar a leer la nota de MD en Clarín para darme cuento de lo que voy a decir..)

“Uno está en el lugar que está, porque antes hizo cosas que fueron armando el camino".
Yo en este momento no logro situarme en ningún lugar con comodidad, con placer. Ni donde supuestamente quiero estar ni donde no quiero estar tampoco se salir.
"El futuro depende de lo que haces en el presente, nada es de un día para otro".
Yo en el presente no estoy haciendo nada relevante para salir del lugar de comodidad en el que estoy, por lo tanto no puedo pretender esperar un futuro mejor, con oportunidades para mí. Los que hayan seguido el recorrido de la Cia. Patrika saben que durante casi 8 año laburé con prisa sin pausa y hoy día, sé que si miro atrás he logrado mucho. Haber conseguido un público propio, que el mismo se acostumbre a ir a un espacio a buscar mi propuesta artística, como hasta el día de hoy sigue pasando en San Telmo. Es mucho, pero hoy no hay acción y lo peor o lo más contradictorio del tema es que en mi caso, se trata de una desición personal, nadie me obligó a retirarme de ningún lado.

"Tienes que convertirte en lo que quieras en el momento en que lo quieras, para poder llegar”.
Esta fue la frase que terminó con todas mis defensas o estructuras que pude haber armando hasta la fecha, auto justificando mi "no" retorno al ruedo, a mi esencia, aquel trabajo que en algún momento me dio tanto placer llevar adelante. Esta claro que yo "hoy" no quiero convertirme en lo que quiero ser, porque a decir verdad no tengo dudas de lo que quiero ser, solo que aparentemente no tengo las reales ganas de serlo (?¿)

Yo siempre fui un tipo de objetivos claros, con pocas dudas y donde centralizaba mi interés allí iba. Hoy creo que en cierta forma, boicoteo diariamente mi esencia de laburador, de artista, de persona. Se que es triste el asunto, pero juro que estoy laburando para que ello cambie. La mano viene dura, el trabajo esta más pesado que de costumbre y ya no tengo la misma fuerza de otros tiempos, pero tengo fé que apenas pueda tomar una bocanada de aire fresco, una señal, lo voy a lograr.

Estos últimos días he tomada prestada una frase muy yankee (You the man you want to be when you grow up?) pero contundente, y decidí que la misma será mi bandera de guerra en los próximos días, en los próximos meses, en los próximos años. Es una frase que todos los días me pregunto apenas abro los ojos, aún recostado en mi cama, tambièn lo hago en el espejo del baño al lavarme los dientes, como si de un ambiente a otro me pudiera convertir en otro hombre: "Eres el hombre que deseas ser cuando fueras grande?"

Rta 1: No.
Rta 2: Aún no.
Rta 3: Hoy no, tal vez mañana.

Solo ansío poder recuperar mi fuerza, mi puntería, mi tesón, aquella impronta de otros años. Considero que son mis únicas armas para salir a la puta calle a dar jaleo (Ole)


Continuará...
PD: Yo sé que cuando quise "ser" lo fui.

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